PRIMERA PARTE: introducción
Ni el enésimo batacazo electoral consigue que en Ciudadanos hagan autocrítica y cambien de discurso. Siguen sin enterarse (o sin querer enterarse) de las verdaderas causas de su debacle. Una pena, porque están autocondenándose a la desaparición (les doy unas elecciones más antes de que se conviertan en historia), y España necesita, sigue necesitando, un partido de centro moderado, capaz de dialogar, negociar y alcanzar acuerdos. Un partido que sirva como contrapunto a los extremismos que, desgraciadamente, están en pleno auge.
Yo he sido afiliado de Ciudadanos durante casi tres años, y decidí abandonar el pasado mes de octubre, cuando definitivamente me quedó patente que este proyecto no tenía ningún futuro y no era, ni de lejos, el atractivo partido que me había conquistado años atrás. Para quien no me conozca, quiero nombrar mi trayectoria dentro del partido, en el que empecé como un afiliado más, formé parte de dos juntas directivas locales, desempeñé el cargo de responsable de redes y comunicación de mi agrupación, y me integré en dos listas electorales, la local y la nacional, participando activamente en ambas campañas. O sea, que sé de lo que hablo porque me lo he pasado por las manos.
También quiero aclarar los motivos que me llevan a escribir estas entradas precisamente ahora, que son fundamentalmente tres:
1.- Porque me da la gana.
2.- Porque cuando era afiliado no tenía libertad para decir lo que pensaba. Pero como ya no estoy en política, ni pienso volver a estar en ningún otro partido, no tengo que quedar bien con nadie ni tengo que ser políticamente correcto.
3.- Porque leo en prensa y redes sociales que mis antiguos compañeros de partido siguen adoptando la actitud del avestruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario