domingo, 27 de noviembre de 2016

LA REPÚBLICA DE PLATÓN

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Acabo de terminar la lectura de este gran clásico y, lo primero que me gustaría confesar, es que no me ha resultado para nada tedioso e incomprensible, cosa que, también debo confesar, pensaba que iba a suceder antes de iniciar el texto. En segundo lugar, me ha sorprendido la vigencia que, tantos siglos después, podemos encontrar en esta obra, un tratado eminentemente sobre política.


Sabemos que gran parte de la obra de Platón -o de la de Sócrates- está dirigida contra los sofistas, que eran retóricos hábiles, más preocupados por vencer en una competición que por alcanzar la verdad. Frente a la doxa (opinión), Platón defendía el conocimiento (episteme). Esta es una de las ideas clave que extraigo de esta obra, pues pasado tanto tiempo, se ha tenido que acuñar el término "posverdad" para definir un concepto contra el que ya el propio Platón luchaba en su época: situación en que las emociones y creencias personales influyen más en la formación de la opinión pública que los hechos objetivos.

Mientras iba avanzando en las páginas de este clásico, anoté algunas ideas que me llamaron la atención y que me parecen clave. Son las siguientes:

1.- La consecuencia de no participar en política es que lo hagan otras personas peores que tú. 
2.- Ser justo y bueno no es algo que esté en la naturaleza de los hombres, sino que los que lo son, lo son por cumplir las leyes.
3.- El beneficio que da a las personas ser bueno y justo no está el acto mismo de serlo, sino en aparentarlo y que los demás crean que lo eres.
4.- Cada cual debe dedicarse a lo suyo, y no meterse en tareas que no le son propias.
5.- Los gobernantes deben tener como fin aquello que es bueno para el estado

6.- Existen tres clases de hombres: los ignorantes, que no saben nada; los que creen saber, pero que realmente no saben , que son aquellos que en lugar de ciencia tienen opiniones; y los verdaderos sabios, los se aplican al conocimiento.

7.- Solamente podrán dedicarse a la política aquellos que hayan demostrado aptitudes para ello a lo largo de su vida.

Obviamente, algunas de estas ideas (como la 2 y la 3) son rebatidas por Sócrates, pero la idea queda ahí y daría mucho, pero que mucho, de qué hablar todavía hoy en día.

¿Hemos alcanzado la "república" (o estado, para no ofender a los monárquicos) ideal que Platón preconizaba? Parece ser que no. ¿Es posible conseguirla? Difícil lo veo... En todo caso, he aquí una lectura recomendable para todo tipo de público, pero que yo propondría a todos aquellos que se dedican a lo política (o a los que aspiran a hacerlo).


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viernes, 25 de noviembre de 2016

EXPRESIONES POPULARES... Y SU ORIGEN: hacer la cobra

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Como novedad, en esta ocasión no traigo una expresión cuyo origen se remonte a tiempos remotos. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo, he elegido esta expresión por su vigencia, por su actualidad.... ¡y porque todos la hemos sufrido alguna vez! Seguro.

El origen de la misma no se encuentra en algún otro dicho de la antigüedad sino en la acción que realiza este animal para repeler un ataque. Aplicado a nuestra realidad, consiste en retirar la cabeza cuando alguien trata de darte un beso (aunque esto último ya lo sabíais...), tal que así...


Aunque esto de "hacer la cobra" debe haber existido toda la vida, la expresión es bastante reciente o, por lo menos, la han puesto de moda programas de televisión de alto nivel intelectual, como "Mujeres y hombres y viceversa" o "Gandía Shore", o películas como "Pagafantas". Sin embargo, el empujón definitivo a la expresión ha venido de la mano de Bisbal y Chenoa...


No es necesario reabrir el debate, pero... ¿hubo o no hubo cobra?  😙😙😙


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viernes, 18 de noviembre de 2016

EXPRESIONES POPULARES... Y SU ORIGEN: a la ocasión la pintan calva.

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No sé si alguna vez os habréis detenido a pensar sobre esta expresión, pero... ¡es de lo más absurda! ¿Porqué calva? ¿Qué sentido tiene esto? Os lo voy a explicar, porque todo tiene un sentido. Veréis como no es tan absurdo como parecía...

Se trata de un dicho muy antiguo. Concretamente viene de la época de los romanos, los cuales adoraban, entre otros muchos, a una diosa llamada Ocasión (u Oportunidad, según otras nomenclaturas). Pues bien, la imagen que representaba a esta deidad era una mujer bellísima, completamente desnuda, puesta de pie, en puntillas, sobre una rueda, y con alas en la espalda o en los pies. 
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Con tal representación se quería simbolizar cómo las buenas ocasiones pasan muy rápidamente. Aunque no se aprecia bien en la imagen, la diosa presenta una cabellera abundante en la frente, pero, sin embargo, está completamente rapada por la parte de detrás. Esto se hacía  para expresar la imposibilidad de atrapar por las pelos las ocasiones cuando ya han pasado, mientras que resulta más sencillo asirse a ellas cuando las ves venir de frente.

Por tanto, al menos en su origen, la "ocasión" no era calva del todo. Pero con el tiempo y el discurrir de los años, su alopecia se fue agravando, hasta llegar a presumir de una total calvicie hoy en día.


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martes, 15 de noviembre de 2016

NO TE ENREDES EN LA RED

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Uno de los temas que programo sistemáticamente en mis sesiones de tutoría consiste en trabajar sobre los peligros de internet. Con los adolescentes conviene realizar un exhaustivo trabajo de concienciación para la prevención, porque el acceso a Internet es casi universal y es muy sencillo cometer errores que terminan pagando caro, en su caso, generalmente, por inconsciencia. 

Sin embargo, sorprende ver cómo personajes públicos, deportistas, políticos y famosos, en general, se meten en unos líos descomunales (y absolutamente evitables) por escribir determinadas cosas en sus cuentas personales de Twitter, Facebook u otras redes sociales. ¿A qué se debe tamaña falta de precaución? ¿Inconsciencia, de nuevo? ¿Falta de preparación? ¿O es algo premeditado y asumido?

Internet ha provocado, entre otras muchas cosas, que cualquier persona con un ordenador, tableta o teléfono móvil con conexión a la red pueda escribir sus pensamientos y compartirlos inmediatamente con cientos, miles de usuarios de cualquier parte del mundo. Gracias a ello, por ejemplo, puedo yo plasmar en este blog mis reflexiones e inquietudes, las cuales son leídas por varios centenares de personas. Y eso cuando tengo algo "largo" que contar. Si no es así, y lo puedo resumir en 140 caracteres, mi cuenta de Twitter, que siguen "solamente" 220 personas,  ya me sirve. Es todo muy rápido, sencillo e inmediato. Tan fácil que la gente no suele pararse a revisar lo que ha escrito antes de darle al botón de enviar. Y muchísimo menos, a pensar en qué repercusiones puede tener publicar lo que acabas de escribir, en ocasiones, quizá, motivado por un arranque de euforia, rabia o vete tú a saber qué. Claro. Y pasa lo que pasa.

Si hay algo que repito hasta la saciedad a mis alumnos, es que no todo lo que se hace en Internet es legal. Insultar, ofender, o incluso, amenazar, resulta muy sencillo a través de la red, mucho más que decir las cosas a la cara. Es un gran refugio para cobardes. Pero no se puede hacer. Y es muy posible que termine trayendo consecuencias. Recuerdo la polémica que hubo tras el fallecimiento del torero Víctor Barrio, cuando varios desalmados lo celebraron con comentarios totalmente censurables en sus redes sociales. A varios de ellos, incluso, sus salidas de tono se les tradujeron en consecuencias a nivel legal, e incluso laboral. ¿Injusto? ¿Contrario a la libertad de expresión? No. Simple y llanamente, no todo vale en Internet.

Otro aspecto que, personalmente, me irrita mucho son los comentarios que se pueden publicar en los medios de comunicación digitales. Cualquiera puede insultar y faltar al respeto de manera total y absolutamente gratuita y cobarde, ya que en casi todos ellos te permiten firmar el comentario con un pseudónimo. No existe filtro alguno, por más que cuando lo mandas una notificación te informe de que tu comentario está pendiente de moderación. Es evidente la falta de valentía del escritor, pero la duda que me surge a mí, lo que me pregunto en más de una ocasión, es si el medio de comunicación no tendrá algún tipo de responsabilidad legal por publicar comentarios ofensivos de manera anónima...

Los deportistas representan otro ejemplo de esto que vengo comentando. No voy a comentar ningún caso concreto, cada cual que piense en el primero que le viene a la cabeza. Porque haberlos, los hay y muy diversos. Desde los que lucen su ignorancia y falta de cultura públicamente, sin ninguna vergüenza o pudor, hasta aquellos que emplean sus redes sociales para alimentar polémicas de toda índole. En ambos casos, las consecuencias son similares cuando están expuestos a la opinión del público que les sigue: silbidos, insultos, burlas... No es que defienda estos comportamientos, pero serían fácilmente evitables con un poco de prudencia por su parte.

Y... ¿qué decir de los políticos? Últimamente, tenemos ejemplos en todos los partidos de metidas de pata y declaraciones "poco afortunadas". En las redes se producen debates ideológicos entre representantes de unos y otros, incluso algunos se lanzan puyas entre ellos mismos. Y las repercusiones mediáticas son inmediatas e imparables. En algún caso (extrañamente en nuestro país) ha costado la dimisión de un determinado cargo. En otros, un buen puñado de votos. En todos ellos, seguro que las consecuencias han ido más allá de lo previsto.

Estamos inmersos de lleno en la era tecnológica y digital. Es inevitable su uso. Bien utilizadas, las redes sociales son un instrumento de propaganda y comunicación poderosísimo. Pero mucho cuidado con ellas. No todo vale. No todo está permitido. Y, en muchas ocasiones, aunque esté permitido, las consecuencias que se pueden derivar de un comentario inapropiado pueden ser incalculables. En lo profesional, en lo personal, en lo social. Incluso, aunque estas no sean inmediatas, pueden salpicarnos en el futuro. Mucho cuidado y mucha prudencia con lo que se publica en Internet.


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miércoles, 9 de noviembre de 2016

LA LEY DEL EMBUDO

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Según la RAE, la "ley del embudo" es una frase coloquial que la define como "la que se emplea con desigualdad, aplicándola estrictamente a unos y ampliamente a otros".

Probablemente, el ámbito en el que más se aplica esta ley es en política (seguido a corta distancia por el matrimonio), y en estos últimos tiempos especialmente por ciertos sectores de la izquierda más radical. Basta con dar un vistazo a las noticias de actualidad, y dedicar algo de tiempo a bucear por la hemeroteca para darse cuenta de ello. Y, a mí, que estoy iniciándome en este mundo, me preocupa que termine afectándome a nivel personal.

Porque yo me pregunto: ¿la pertenencia a un partido político lleva implícita la pérdida de objetividad a la hora de juzgar unos hechos? ¿Acaso afiliarte a uno conlleva abandonar la ecuanimidad? ¿Está la ideología por encima de los principios y valores personales? Porque eso es lo que podemos observar en muchos (demasiados) casos y situaciones diferentes.

Comprendo eso de la "disciplina de partido". Entiendo que es necesaria si no quieres asemejarte más al plató de "Sálvame" que a un grupo político (no hay más que ver el PSOE...). La acepto, claro está, siempre y cuando no se trate de una disciplina impuesta por un líder autoritario y cuasi dictatorial, sino que vaya precedida por un proceso participativo y democrático. Se debate, se discute y se elige. Y, a partir de ahí, se respeta la opinión de la mayoría. Lo contrario, me parece un ejercicio de soberbia y prepotencia.

Sin embargo, no entiendo que el juicio de la personas se llegue a nublar hasta tal punto de rozar el ridículo defendiendo a capa y espada algo que, simplemente, resulta indefendible. Lo que está mal... ¡está mal! Da igual quién esté implicado, y no importa a qué partido pertenezca. No creo necesario, llegados a este punto, nombrar casos concretos de la actualidad más reciente. Me interesan más las conclusiones que yo saco de los mismos.

Nos encontramos ante dos situaciones diferentes, aunque parecidas en el fondo: en primer lugar, están aquellos que realizan actos contrarios a la legalidad vigente. Las leyes están para cumplirlas y creo que los cargos públicos, encargados de velar por el cumplimiento de las mismas, deberían ser los primeros en dar ejemplo. No me vale como pretexto argumentar que una ley es injusta o no se esté de acuerdo con ella. En ese caso, hay que trabajar para cambiarla desde la propia institución a la que se pertenece. Pero, si no se cumple con la ley, y te pillan, tienes que asumir responsabilidades. Lo que más me sorprende de todos estos casos es el apoyo incondicional de los partidos a los que pertenecen, e incluso el de mucha gente que se manifiesta a favor de estos personajes y les presentan como víctimas de tal o cual causa ideológica.

Luego están aquellos otros casos que, aunque no sean ilegales, son, digámoslo así, poco éticos. Se podría argumentar que los principios éticos y morales son muy personales, y dependen de diversos factores. Es decir, que aquello que unos consideran correcto y normal, puede que no lo sea para otros. Pero me irrita la hipocresía de algunos que se atreven a dar lecciones éticas acerca de situaciones que, anteriormente, ellos mismos también han practicado. Si no han hecho nada que esté fuera de la ley, tengo que aceptarlo. Pero sí me gustaría que no sean tan prepotentes como para atribuirse una autoridad moral superior al resto de los conciudadanos (al menos, de los que no son de su partido, por supuesto).

En ambos casos, la respuesta que dan es, invariablemente, defensiva, presentándose ante la opinión pública como víctimas de alguna campaña perpetrada por el gobierno, y difundida por sus medios de comunicación afines. Casi nunca hay ningún tipo de crítica o censura hacia unas actuaciones condenables. Y mucho menos se le exige a la persona implicada responsabilidad alguna...

Mi última reflexión sobre todo esto es personal. Mi participación en política, ahora mismo, se limita a esto: escribir estas entradas de vez en cuando y colaborar, en la medida en que me es posible, en la vida de la agrupación local de mi partido, Ciudadanos. No sé dónde me llevará la vida, aunque es cierto que no aspiro a grandes cambios. Lo que sí espero es ser siempre fiel a unos principios y valores que me han inculcado mis padres, y mantenerlos intactos esté donde esté y haga lo que haga. Como he dicho al comienzo de este post, lo que está mal, está mal y no se hace. Y si alguien lo hace, lo criticaré y pediré responsabilidades, me da igual de qué partido sea. Integridad. Creo que ésa es la palabra que mejor resume mis propósitos para el futuro. No quisiera que nadie me pueda atribuir jamás aquella famosa frase de Groucho Marx:

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P.D.: un ruego para mis amigos, conocidos, familiares, o cualquier otra persona que me aprecie. Si en el futuro detectáis que no estoy cumpliendo con estos propósitos, que hago algo contrario a mi modo de ser o de pensar... directamente, y sin decirme nada, me dais una colleja. Y luego ya me decís porqué. Seguro que os lo agradeceré (aunque puede que no el mismo momento).


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martes, 8 de noviembre de 2016

EXPRESIONES POPULARES... Y SU ORIGEN: A LA TERCERA VA LA VENCIDA

Expresión usada con una intención optimista, para dar ánimos y "empujar" a nuestro interlocutor a seguir intentando aquello que se persigue. No importa que hayas fracasado con anterioridad, incluso en más de una ocasión. Persiste en tu empeño... ¡a la tercera va la vencida!

Sin embargo, el origen de la expresión no está tan claro. De hecho, se manejan hasta tres hipótesis para intentar explicar de dónde viene. Veámoslas.

La primera hipótesis sitúa su origen en el derecho penal de los siglos XVI y XVII, según el cual los dos primeros delitos de hurto conllevaban un pena menor, pero la tercera condena comportaba la pena de muerte. Es decir, la tercera pena era la definitiva. O a la tercera va la vencida.
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Una segunda hipótesis nos remonta todavía más atrás en el tiempo, concretamente a la edad antigua y nos sitúa en el imperio romano. Según nos cuenta el padre Esteban de Terreros*: "En la milicia romana había los soldados llamados pilati o velites, armados a la ligera, y eran los del ínfimo pueblo y los bisoños, y estos iban en la fila primera. En la segunda iban los que llamaban piqueros o bastati, y excedían en valor y mérito a los primeros. Y en la tercera fila iban los que llamaban triarios, y eran los más valerosos, veteranos y que sostenían a las dos filas precedentes. Y de aquí vino la costumbre de decir, cuando se hacía el último esfuerzo bélico: Ad triarios ventum est, que en castellano se podría traducir como a la tercera va la vencida".
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Y todavía hay una tercera hipótesis que nos sitúa el origen de esta expresión en la lucha corporal y otro tipo de combates de la antigüedad. La disputa se decidía cuando uno de los luchadores conseguía derribar tres veces a su contrincante. Es decir, de nuevo a la tercera va la vencida...
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* Diccionario castellano, Esteban de Terreros y Pando.


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miércoles, 2 de noviembre de 2016

EXPRESIONES POPULARES... Y SU ORIGEN: ¡MUCHA MIERDA!

Hoy en día, usamos esta expresión para desear buena suerte a la gente en casi cualquier ámbito o proyecto que emprenda. Sin embargo, como muchos de vosotros sabéis, tiene su origen en el mundo teatral, cuando una compañía iba a estrenar alguna nueva obra y se expresaba el deseo de que la representación tuviese éxito. Pero... ¿qué tiene que ver la mierda con el teatro? 

El origen de esta expresión se remonta al Siglo de Oro español, y más concretamente a los Corrales de comedia, donde se representaban la mayor parte de las obras.
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Al comienzo de cada función, alguno de los artistas solía asomarse a la puerta de entrada para ver la cantidad de excrementos de caballo que había depositados en la calle, pues cuanta más mierda había, mayor cantidad de carruajes habían parado en la puerta, lo cual significaba que más espectadores pudientes asistirían a la función. Esto era muy importante para la compañía, ya que no se cobraba entrada por ver la obra, sino que el público, al finalizar la misma y si le había gustado, lanzaba monedas al escenario. Así pues, cuanta más gente rica se encontrara entre el público, mayores podían ser las ganancias.

Sin embargo, hay otras fuentes que atribuyen un origen diferente a la expresión, y menos conocido por la mayoría de nosotros, aunque también aceptado. Esta variante se remonta a la Edad Media, cuando los artistas ambulantes viajaban de pueblo en pueblo para ofrecer sus representaciones. Antes de decidir si entrar en un pueblo o no, observaban la cantidad de excrementos que había a la entrada del mismo, pues si había mucha mierda, significaba que se estaba celebrando alguna feria o fiesta importante, por lo que sería más fácil encontrar mucha gente dispuesta a acudir a sus representaciones y así ganar dinero con ellas. 


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