EN DEFENSA DE LA MEDIOCRIDAD

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Desde hace aproximadamente un par de meses, publico periódicamente un vídeo blog al que puse por título "Diario de un mediocre". En ese tiempo he recibido comentarios de amigos y conocidos sugiriéndome  que le cambie el nombre, porque creen que lo de "mediocre" no me hace ningún favor y, además, sugieren (muy amablemente por su parte) que no refleja la realidad.

Agradezco sus palabras y me halaga la intención, por supuesto.

En realidad, no se trata de un nombre elegido al azar. Ni se trata de una designación arbitraria, sino que fue una elección realizada conscientemente tras barajar diferentes opciones. En consecuencia, quiero compartir los motivos que me llevaron a escoger ese título, cuya decisión se basó sobre lo que significa para mí el valor de la mediocridad, y aprovechar la ocasión para hacer una férrea defensa de la misma. Y destaco el concepto de "valor", porque yo la considero como una cualidad positiva. Me explico. 

En primer lugar, debo confesar que he buscado alguna frase célebre que reforzara mi propuesta sobre el término "mediocre", pero no la he encontrado. Tampoco la definición que da la RAE me sirve. En todos los casos la mediocridad se considera como algo negativo, un término con connotaciones perniciosas del que conviene huir. Así pues, tendré que ser explícito y convincente si quiero que mi reflexión no caiga, precisamente, en la "mediocridad" que tan mala crítica tiene. Vamos allá.

1.- Es muy importante no asociar "mediocridad" con "conformismo". Personalmente, el reconocerme "mediocre" me impulsa a superarme, a buscar la mejora continua, a pensar en nuevas formas de actuar y de hacer que me lleven a progresar. Por eso vivo en un proceso de formación continua, en un ciclo de aprendizaje perenne y de experimentación perpetua. ¿Acaso es eso malo?

2.- Saber que soy "mediocre" implica reconocer mis defectos y carencias. Y, por tanto, trabajar para corregirlas o, en todo caso, atenuarlas. Lo contrario sí que supone un auténtico problema, como es la vanidad y la falta de autocrítica. ¿Pensáis, por tanto, que es negativo?

3.- Mi reconocida y aceptada "mediocridad" me motiva a rodearme de personas que me complementen y suplan mis carencias. Creo firmemente en la importancia del equipo. Nadie es tan importante como la suma de todos juntos. Si yo soy consciente de aquellos aspectos en los que no soy demasiado bueno, seré capaz de buscar a los mejores profesionales que puedan aportar al equipo aquello en lo que yo flojeo. Ahí reside la verdadera aptitud de un líder. ¿Sinceramente, lo percibís como algo perjudicial?

4.- El hecho de admitir tu "mediocridad" está asociado con el concepto de "humildad". No se trata de ser pesimista, ni tratar de dar lástima a nadie para que te adulen. Pero considero que el primer paso para ser cada vez mejor y alcanzar el éxito es reconocer que estás lejos de la perfección y que, por tanto, tienes mucho que trabajar y muchas personas a las que escuchar. ¿No estáis de acuerdo conmigo?

5.- Por último. Para que haya "triunfadores" tiene que haber "mediocres". Si no eres capaz de encontrar personas que te inspiren, gente a la que quieres parecerte, individuos cuyos logros admiras y quieres emular, nunca serás capaz de esforzarte y trabajar duro para perseguir el éxito. Y, una vez alcanzado, seguro que hay otro sujeto que ha logrado algo todavía más importante que lo que tú has conseguido. ¿Estoy en lo cierto?

En resumen, personalmente, opino que la "mediocridad" es el camino para alcanzar una cima que nunca llega, una meta que se aleja cada vez que la cruzas, una motivación para la autorrealización. Dicho eso, me reafirmo: soy un "mediocre", sí. Y estoy orgulloso de serlo.

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