ETERNIZACIÓN DEL PROCESO DE RENOVACIÓN
* Afiliado de Ciudadanos esperando a que termine el proceso de renovación interna
11 de noviembre de 2019: dimite Albert Rivera como presidente del partido. Empieza con ello un proceso de renovación, muy esperado por un gran núcleo de afiliados descontentos por el descalabro sufrido en las últimas elecciones, tanto las nacionales como también en muchos municipios. La necesidad de reestructurar el partido es evidente, la urgencia por reemplazar a los responsables del desastre, imperiosa. En ello depositamos nuestras esperanzas muchos afiliados que, como yo, sabíamos que era preciso "limpiar el patio", colocar caras nuevas y relanzar un proyecto que nos había ilusionado años atrás, pero que ahora estaba herido de muerte.
19 de febrero de 2021: se convocan las elecciones para la renovación de las juntas directivas locales. Ha pasado casi un año y medio, se ha tenido que sufrir una nueva hecatombe electoral (esta vez en Cataluña) y un desplome salvaje en el número de afiliaciones en toda España... ¡y el proceso de renovación todavía no ha terminado! Porque después de esto, todavía falta nombrar a los coordinadores comarcales y puede que algún que otro cargo intermedio más...
Para mí era desesperante la lentitud con la que se avanzaba, no veía final al proceso. ¿Cuál es la causa de esta eternización? Fundamentalmente, dos.
La primera, el complejísimo organigrama del partido. Hay tantos escalones desde la cúpula nacional hasta las agrupaciones locales que los tiempos necesarios para la reestructuración de cada uno de ellos, y el hecho de haberlo hecho escalonadamente, provoca necesariamente que el tiempo se dilate hasta la eternidad.
El segundo motivo, mucho más irritante que el primero, son las negociaciones entre bambalinas que se producían entre los diversos sectores del partido para colocar cada uno a sus propios partidarios. Vamos, que nada de elegir a los mejores, a los más capacitados o a aquellos que han venido trabajando duro en el partido y han demostrado su implicación. No. Hay que colocar a los amigos, no vaya a ser que el día de mañana me haga falta tal o cual apoyo y no lo tenga. Y claro, esas "negociaciones" no son sencillas ni breves, precisamente. Hasta que todo el mundo está más o menos satisfecho hay que llevar a cabo numerosas conversaciones, algunas a la cara, pero la mayoría de ellas a espaldas de los propios implicados; hay que convencer a unos y engañar a otros, pero siempre con promesas de un futuro mejor para todos; y todo ello implica tiempo. Tiempo que, por otra parte, no estábamos dispuestos a aguantar algunos afiliados que ya estábamos hasta las narices de todas estas artimañas y corruptelas internas.
¡Ah! Lo peor de todo era ver que, cuando se anunciaba la nueva distribución de cargos orgánicos, los mismos sinvergüenzas que habían estado chupando del bote en la anterior legislatura y habían llevado el partido a la ruina, volvían a repetir. Algo sencillamente insoportable para las personas honestas que todavía aguantaban en el partido.